Aventuras gráficas: The Dig

Vamos a seguir hablando de aventuras gráficas de nuestra infancia con un título bastante controvertido, con defensores y detractores a partes iguales. Ese juego es The Dig, una obra que a mi personalmente me gustó bastante, no tanto como otras aventuras gráficas pero sí es cierto que marcó en buena medida mi preferencia por las historias de ciencia ficción. Lanzado en 1995 por una de las grandes compañías de aventuras gráficas del momento, LucasArts, el juego estaba destinado a triunfar. En primer lugar porque estaba diseñado por Sean Clark y Brian Moriarty, ambos con un gran trayectoria en la compañía con grandes títulos como Loom (1990), The Secret of Monkey Island (1990) o Indiana Jones and the Fate of Atlantis (1992). Pero además, de entre sus guionistas estaba uno de los grandes del cine, Steven Spielberg., pues el juego estaba basado en la idea original de uno de los Cuentos Asombrosos (Amazing Stories) del propio Spielberg. 


Y si bien estaba destinado a triunfar, lo cierto es que no fue así del todo. Las ventas no fueron del todo lo esperadas. Inicialmente había unas grandes pretensiones, Steven Spielberg lo había concebido primero como un episodio de su serie, y luego como una película, pero ante la falta de interés por parte de los productores de Hollywood en aquellos momentos decidieron convertirlo en una aventura gráfica. Además el desarrollo fue muy largo, prácticamente seis años, donde se iban haciendo modificaciones en el guión en la historia, sobre todo para intentar adaptarla a todos los públicos. De hecho, a diferencia de otros juegos de LucasArts, The Dig era un juego muy serio, el tema era quizás demasiado pretencioso, demasiado intenso para dejar un pequeño espacio a las clásicas bromas que solían aparecer en el resto de juegos de la compañía. Sus gráficos, diálogos y banda sonora fueron alabados por la crítica, no podemos olvidarnos que entre sus dobladores había grandes nombres del mundo cinematográfico como Robert Patrick. Pero, por otro lado, también contó con muchísimas críticas; puzzles muy difíciles, temática demasiado seria, etcétera. En resumen, podemos decir que Steven Spielberg se pegó una pequeña hostia en su primera incursión en el mundo de los videojuegos, sobre todo si tenemos en cuenta todo el bombo que se le había dado al juego antes de salir. Quizás esto fue injusto porque ciertamente era una de las mejores aventuras gráficas de la época, y tampoco debió dejar tan mal sabor de boca a Spielberg porque a pesar de esto unos cuantos años después nos dejó una gran aportación como su participación en los Medal of Honor


En cuanto al argumento, podemos decir que nos encontramos ante la clásica historia de ciencia ficción. Un radio-telescopio de la isla de Borneo detecta la aproximación de asteroide rumbo a la Tierra y, muy similar a como ocurre en Armaggedon (1998), los científicos de la NASA determinan que mediante la colocación de unos los explosivos se podría desviar su trayectoria hacia una órbita estable alrededor de la Tierra. Para ello se envía a una expedición de cinco personas dirigida por el comandante Boston Low. El resto de la tripulación son el Dr. Ludger Brink, geólogo, Maggie Robbins, periodista y lingüista, el piloto Ken Borden y la técnico de la  NASA Cora Miles. La misión es un éxito, los explosivos consiguen desviar la trayectoria del meteorito pero al mismo tiempo descubren que su interior es hueco, por lo que deciden explorar. Una vez allí, exploran una cámara central que se transforma en una especie de cápsula espacial por la que se transportan a otro lugar. Ese lugar es un planeta, un planeta con claras evidencias y signos de vida inteligente. Y precisamente allí comienza la historia y quién quiera saber más, que se lo pase, que no me gusta spoilear demasiado -si, ya sé que tiene el juego más de 20 años, pero aun así no me gusta contar finales-.


La jugabilidad es de lo más clásica, lo típico de las aventuras point-and-click, se utiliza el ratón para interactuar con el entorno, los objetos, el inventario y con otros personajes. Y en este caso, como en casi todas las aventuras gráficas de LucasArts desde Maniac Mansion, el motor gráfico con el que corre el juego es el SCUMM, De hecho, The Dig tiene unos gráficos pixelados increíbles que logran introducirnos por completo en la historia que se nos está contando. Por último, quedaría por comentar que la banda sonora tuvo tanto éxito que fue la primera del mundo de los videojuegos que se vendía por separado, a pesar de que durante el juego no deja de ser un música de fondo para crear ambiente. Así que nada, tenemos un juegazo que desde mi punto de vista fue injustamente criticado y desde aquí solo nos queda animaros a jugarlo si por alguna u otra razón no lo habéis podido probar en estos más de veinte años que se cumplen de su salida. En definitiva, buena aventura, buenos gráficos, buen guión y una historia de ciencia ficción de las que atrapan.

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