Apuntes de historia: Introducción a la historia del Próximo Oriente Antiguo y Egipto (I)

Para aproximarnos a la historia siempre es de gran utilidad conocer el contexto geográfico y cultural en el cual nos estamos moviendo. Por ello, como introducción a la historia antigua del POA y Egipto parece fundamental conocer los límites geográficos y la enorme diversidad de dicho espacio. Tradicionalmente se han entendido como los límites del Próximo Oriente; al Oeste, Egipto, la costa mediterránea sirio-palestina y la Península de Anatolia. Al Este, el ámbito iranio y más allá, la India y las cordilleras del Himalaya. Al Norte, el Mar Negro, el Mar Caspio y la región del Cáucaso. Finalmente, al Sur, los límites vienen definidos por la Península Arábiga y el Mar Rojo. 

MESOPOTAMIA

La historia de Mesopotamia empieza como una historia del ser humano por dominar una zona hostil. Mesopotamia es pues, no solo uno de los principales centros o focos de los orígenes de la vida urbana, sino el punto geográfico donde se reunieron culturas, lenguas y religiones. Una región abierta y de contrastes pues cuenta con grandes ríos como el Tigris y el Eúfrates y zonas prácticamente desérticas con pocos accidentes geográficos. Desde el punto de vista climatológico es una zona árida modificada en buena medida por los dos grandes ríos que la atraviesan. De este modo existen dos estaciones bien diferenciadas; un verano implacable de altas temperaturas y un invierno en algunas ocasiones frío. En cuanto al régimen de lluvias podemos decir que son escasas, de carácter irregular y torrenciales en invierno. Algunos de los agravantes más importantes son la presencia de vientos como el Chamsin (del árabe: خمسين jamsīn) que origina importantes tormentas de viento y polvo, y el Shamal (del árabe : شمال šamāl) con una dirección desde la Península de Anatolia hacia el Sur. Además, la región cuenta con importantes movimientos tectónicos debido a la presencia de multitud de placas.


Aunque sin ninguna duda, los grandes protagonistas de la relación del ser humano con el medio son el Tigris (del asirio Tigrat) y el Eúfrates (del babilonio Purati), que al fin y al cabo riegan la región de Mesopotamia y posibilitan el desarrollo de la vida allí. Ambos nacen en la meseta armenia y ambos desembocan en el golfo Pérsico con un recorrido prácticamente paralelo. Tienen un régimen pluvionival y son navegables en gran parte de sus recorridos. El Tigris es mucho más corto y caudaloso con 1300 m3/s frente a los 710 m3/s del Eúfrates. La característica fundamental de estos rios es que el ser humano siempre ha tratado de dominarlos pero que nunca lo ha conseguido, y menos en la Antigüedad. Un hecho de enorme trascendencia pues la impredecibilidad de estos ríos acabó por marcar el carácter y la forma de ser de los pueblos que los intentaron controlar. De ahí la radical diferencia entre la Alta Mesopotamia y la Baja Mesopotamia. La Alta Mesopotamia, lo que históricamente podemos denominar como Asiria, es una zona con un régimen fluvial regular y que contó con la presencia de algunos yacimientos de piedra y madera. En la Baja Mesopotamia, en cambio, la condición para la vida fue mucho más dura debido a la irregularidad de los caudales y la ausencia de yacimientos de piedra y madera de calidad. 


Paradójicamente, pese a que las condiciones de vida inicialmente parecían más duras en el Sur, fue en esa región donde aparecieron los primeros Estados, cuyos habitantes, inseguros ante la imposiblidad de domesticar el medio, desarrollaron un carácter propio abierto a todos los influjos externos, tanto buenos como malos. La ausencia de materias primas, y el relativo dominio de los cultivos y los animales domésticos posibilitaron la creación de importantes centros y rutas comerciales que verían durante siglos la aparición y desaparición de numerosas civilizaciones. De este modo, guerra y comercio, comercio y guerra, serán las dos polaridades que marcarán la historia de Mesopotamia en estos primeros milenios. 

ANATOLIA

La Península de Anatolia es prácticamente considerado como un subcontinente debido a sus grandes contrastes y de las cuales la podemos dividir en cuatro grandes regiones; la costa del Mediterráneo, la Meseta de Anatolia, la región de Armenia y la zona de los Montes Tauros. En general, es una zona muy montañosa, con cotas superiores a los 4000 metros. Una región que cuenta con un clima continenal frío, principalmente determinado por esas altitudes, y en otras con climas mediterráneo y subtropical. Cuenta con regiones fértiles como la llanura de Konia y otras muy potentes con grandes recursos naturales, con yacimientos de piedra, madera y pastos de gran calidad. El río más importante es el Kizilirmak (en hitita Maraššantiya, en griego Ἁλυς Halis).


ÁMBITO IRANÍ

La Meseta Persa será el núcleo principal de los distintos imperios Persas que surgen a lo largo de la Antigüedad. Con una división dual de su particular geografía en; por un lado la región que ocupa el actual Irán y, por otro lado, las grandes llanuras de Asia Central rodeadas por grandes cadenas montañosas y determinadas por un clima extremadamente seco. De ahí que la agricultura estuviera siempre marcada por la aparición de oasis donde se cultivaba y producía el sésamo, los dátiles y el algodón, este último como su producto estrella.

FAJA SIRIO-PALESTINA

Desde el establecimiento de sus primeros habitantes la región fue denominada como Canaán. Bajo un punto de vista geográfico, la región puede ser dividida en tres zonas; Fenicia, separada por los Montes del Líbano de la estepa siria y, más al Sur, Palestina. En primer lugar hablaremos de Fenicia, un lugar compartimentado, con un clima y régimen pluvial mediterráneo, por lo que se puede desarrollar el cultivo pero no de gran extensión. Está vertebrada por numerosos riachuelos y fue siempre presa de las grandes potencias cercanas por su importancia geoestratégica y su riqueza en recursos naturales. Sus habitantes, debido a su situación geográfica, siempre miraron hacia el mar, por lo que de manera temprana desarrollaron importantes avances técnicos en este sentido, a saber: barcos (trirremes), cartas de navegación, conocimientos en astronomía y las matemáticas. Fueron grandes comerciantes estableciendo rutas por el mar Mediterráneo y fruto de esta actividad fundarían, ya en el I Milenio, uno de los grandes centros urbanos de la Antigüedad, Cartago. Sus productos estrella fueron el cedro, siendo uno de los principales abastecedores de madera en la región -hoy incluso la figura del cedro está presente en la bandera nacional del Libano-, y también, la púrpura.


En segundo lugar la estepa Siria, que comprende desde los Montes del Libano hasta el meandro del Eúfrates. Una región que a partir del II Milenio se convierte en un gran centro de exportación de ganaderia. De hecho, tanto hititas como egipcios se intentarán apoderar de esta zona. Su río más importante es el Orantes fundamental para el desarrollo de las comunicaciones en la región. En tercer y último lugar destaca la región de Palestina, que debe su nombre a un conglomerado de gentes denominados Filisteos (Peleset), pertenecientes a pueblos indoeuropeos en torno a lo que se ha denominado como «Pueblos del Mar», y que desde el 1200 a. E. comienzan a habitar la región. Desde ese momento, surgen las rivalidades por el control de la región entre los pueblos hebreos, los filisteos y los egipcios. La zona cuenta con un clima mediterráneo que va desapareciendo conforme nos introducimos a la regiones de interior, donde las condiciones son muy similares a las de los climas desérticos. La gran articulación fluvial es el río Jordán y que divide Palestina en dos regiones bien diferenciadas; Cisjordania (más cercana al mar Mediterráneo) y Transjordania (la actual Jordania). La Cisjordania a su vez se divide en tres pequeñas unidades, al norte Galilea (Nazaret, Cafarnaúm y  Caná), Samaria (Sicar), y al sur Judea (Jericó, Belén y Jerusalem). La región fue un importante centro de transacciones comerciales. 

EGIPTO

Egipto es un gigantesco oasis de más de 7000 kilómetros que se convierte en una estrecha franja de tierra cultivable. Dejamos de hablar de Egipto cuando atravesamos la primera catarata y las condiciones de para la vida comienzan a empeorar. La posibilidad para el desarrollo de una vida sedentaria solo es posible entre los 7-35 kilómetros alrededor del río Nilo, excepto en la desembocadura. El clima, salvo por el matiz del río, es de carácter desértico.


A diferencia de los ríos de Mesopotamia, el Nilo es un río extremadamente regular, con un recorrido estable desde el Terciario, exceptuando la región de su delta. Un río que desde los inicios de la Humanidad ha transmitido curiosidad y misticismo a partes iguales, pues su nacimiento no fue descubierto hasta el siglo XX, ya que entre la segunda y la sexta catarata el propio río funciona como una frontera natural. Además, el Nilo es un auténtico eje de simetría, con dos orillas, dos desiertos y un cielo, de tal modo que los habitantes de la zona siempre concibieron «su país» como único y a la vez doble, ya que hay unas grandes diferencias entre el Alto y el Bajo Egipto. El Alto Egipto ocupa el espacio de más allá de la primera catarata, una zona aislada, agraria, rural y con pocos núcleos urbanos. El Bajo Egipto, es una zona más accesible y cosmopolita. 

Pero continuamos con el Nilo pues fue éste el verdadero centro de la vida en la región, principalmente por su modelo fluvial particular. De hecho, un fenómeno que se solía activar en torno al 19 o 20 de julio determinaba la vida de la gente, con unas crecidas que desbordan el río con mínimas oscilaciones. El climax de dicho acontecimiento se produce a finales de septiembre cuando se llega a la crecida máxima y a partir de ahí, el río comienza a decrecer. La consecuencia de ello es que de unos 300/400 m3/s  se pasa a unos 10000 m3/s. Además, cuando el río se retira, queda un fino limo negro que provoca la creación de unas tierras perfectas para el cultivo. Este acontecimiento los egipcios lo asociaron con la aparición de la estrella Sothis (Sirio), identificada con la diosa Sopdet y por el cual se establece el calendario o ciclo sotíaco (egipcio). A su país lo llamaron Kemet (la Tierra Negra), por oposición al Deshret (la Tierra Roja). Así, para los egipcios toda forma de vida provenía del Nilo, ya que aporta flora y fauna ribereña, pescados, cultivos. Del mismo modo, su regularidad dotó a los egipcios de un carácter tranquilo, feliz, positivo, apoyado incluso desde un punto de cosmológico (seguridad cósmica). El desierto, en cambio, aportó una moderación a su pensamiento pues significaba la lucha del hombre contra la naturaleza y sus bestias.


Con grandes posibilidades para la agricultura y la ganadería, e importantes yacimientos de piedra, Egipto siempre fue deficitario de madera para lo que desarrolló una importante actividad comercial con la región de Fenicia. Su contexto geográfico determinado por el desierto y por el Nilo, otorgó a la población de Egipto de una temprana idea de unidad, de equilibrio, de simetría, de control y de seguridad que imposibilitó en alguna ocasión los intentos de invasión externa. Un carácter muy diferente al de las poblaciones de Mesopotamia y que ha llegado a nuestros días gracias a su plasmación en el mundo del arte y la arquitectura. 

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