Fredric Jameson, El giro cultural. Escritos seleccionados sobre el posmodernismo, 1983-1998, 2000 (Parte1)

Con la entrada del siglo XXI, los debates acerca del posmodernismo –que tanta importancia tuvieron en las últimas décadas del pasado siglo– han ido perdiendo fuerza frente a la aparición de nuevas discusiones, teorías y conceptos. Por lo que solo nos queda presentar a nuestro autor, Fredric Jameson, uno de los principales críticos del posmodernismo y al mismo tiempo uno de sus grandes teóricos. De hecho, es mundialmente conocido por la publicación de El posmodernismo o la lógica cultural del capitalismo avanzado en el año 1991 donde expuso de manera extendida su crítica al posmodernismo desde una perspectiva marxista (1). A propósito de esto, es interesante conocer su periodo de formación en Europa, un detalle que lo distingue de otros pensadores norteamericanos, ya que le otorgó un gran conocimiento de las corrientes filosóficas marxistas, el estructuralismo o la teoría crítica de la Escuela de Frankfurt, es decir, la flor y nata de la filosofía continental de los años cincuenta. Por este motivo, Jameson ha sido incluido dentro de esa gran corriente de teóricos marxistas, padres e hijos de la denominada New Left que nació en torno a la década de los setenta.


Por ello, tanto por el historial del escritor como crítico literario, teórico marxista y analista de las culturas contemporáneas, como por la profundidad de los debates en torno al posmodernismo, hacen de esta recopilación un foco muy interesante de conocimiento y análisis. Como he dicho, se trata de una recolección de los escritos de Jameson publicados en diversas revistas académicas entre 1983 y 1998, siendo este, uno de los puntos fuertes de la obra, ya que podemos ver la propia evolución intelectual del autor y su pensamiento acerca del posmodernismo, la sociedad, la historia, el arte, la política, la producción cultural y otros temas de los que hablaremos más adelante. Teniendo en cuenta esto, no es casualidad que el prologuista de la obra sea Perry Anderson, historiador y destacado miembro de la escuela marxista británica, preocupado por la transición del feudalismo y en los últimos años sobre temas relacionados con el posmodernismo. Y es que, desde mi punto de vista, parece necesario contextualizar la obra desde un punto de vista histórico para entenderla al completo. No en vano, las dos últimas décadas del siglo xx son vitales para entender el confuso salto al nuevo siglo, en tanto en cuanto algunos historiadores así lo han planteado (2). En primer lugar por el colapso de la Unión Soviética y la caída del muro de Berlín, que supusieron el ocaso del comunismo a nivel internacional. En segundo lugar, por las políticas neoliberales practicadas desde los países occidentales que fueron acompañando la propia crisis del comunismo. Esto es, el mandato de Ronald Reagan y Margaret Thatcher durante la década de los ochenta que sentaron las bases de comportamiento de los gobiernos conservadores hasta prácticamente nuestros días. Y además de todo ello, una grave crisis de las ideologías, o como nos lo presenta el autor de estos artículos, la crisis de pensamiento que desató el posmodernismo.


De hecho, en el primero de los artículos fechado en 1982, Jameson nos expone ya lo que serán sus ideas centrales sobre la liquidación del modernismo. Para él, siempre bajo el prisma de una interpretación marxista de la historia, la aparición del posmodernismo respondía a la evolución del sistema capitalista hacia un capitalismo tardío. Dicho salto habría empujado a la sociedad, al mundo de la cultura, del arte o de la historia, al desarrollo de nuevos rasgos que, evidentemente, enterraban el pensamiento modernista. En este sentido, lo que hoy vemos como obvio, hace treinta no lo era tanto, y esta observación tiene mucho de cierto. Ya que a la vez que muchos de sus contemporáneos miraban para otro lado, Jameson se atrevió a teorizar sobre un hecho tan palpable como los cambios en la sociedad y en la cultura occidental, el mundo que había salido del periodo de entreguerras y la Segunda Guerra Mundial, ya no era el mismo en los años ochenta. Por eso, como el propio autor señala, muchas personas no aceptaban el posmodernismo por la poca familiaridad que tenían con los nuevos conceptos que estaban surgiendo en la década de los ochenta (pp. 11-12). Y lo cierto es que para Jameson el posmodernismo no era solo un nuevo estilo, era también en sus palabras, un elemento «periodizador» (p. 14), esto es, un indicador de multitud de cambios en su sociedad contemporánea: la reacción al modernismo, la desaparición del límite entre la alta cultura y la cultura de masas, el final del individualismo, la moda de la nostalgia –sobre todo patente en el cine–, la nueva arquitectura, la estética de la sociedad de consumo y un largo etcétera.


Sea como fuere, el texto nos plantea una doble interrogante. Por un lado, si el posmodernismo fue una mera reacción frente al modernismo, es decir, el modernismo en origen subversivo, en los años setenta ya dentro de la academia se institucionalizó y necesitaba un empuje nuevo, fruto de los nuevos movimientos sociales que surgen de Mayo del 68, para su regeneración. O en cambio, tal y como mantiene el autor, si fue fruto de la nueva lógica establecida por el capitalismo tardío, es decir, la rendición de la cultura al capitalismo financiero (pp. 31-34). Y es que para Jameson, todas las posturas de teóricos y pensadores, fueran tanto partidarios como detractores, evidenciaban la aceptación del término como reflejo de esa evidente ruptura a diferentes niveles de la sociedad (pp. 36-41). Por lo tanto, treinta años después de sus primeros teorías sobre el posmodernismo pocas cuestiones podemos criticar de sus planteamientos, salvo, y siempre bajo mi punto de vista, su excesivo pesimismo sobre la independencia del mundo de la historia y el arte respecto al sistema capitalista. Pero como he dicho, el propio autor matiza sus planteamientos en otros escritos más recientes.

(1)Fredric Jameson, Teoría de la postmodernidad. La lógica cultural del capitalismo avanzado, Barcelona, Paidós, 1991. 
(2)Como por ejemplo la obra de Eric Hobsbawm, The Age of Extremes: The Short Twentieth Century, 1914–1991, London, Penguin Books, 1994. 

Comentarios