Personajes: Mussolini (Parte II)

De este modo, la guerra había acelerado las contradicciones de la sociedad italiana, bloqueando por completo el sistema liberal. Los intentos de Giolitti de introducir al obrerismo en el orden liberal habían fracasado, y desde el final de la guerra se realizan numerosas huelgas, ocupaciones de tierras, ocupaciones de fábricas, la afiliación a los sindicatos socialistas aumenta considerablemente; lo que causó el pánico entre la clase propietaria y la burguesía -que tenían en el recuerdo la Revolución de Octubre del 17 muy presente el miedo al socialismo-, son por lo tanto años de gran conflictividad social. Ante la incapacidad gubernamental de frenar el fenómeno, ya que el colapso del sistema liberal había acabado por debilitar el Estado, la burguesía va a financiar a grupos paramilitares para luchar contra el obrerismo, grupos que estarán formados en su mayoría por ex-combatientes que más tarde pasaron a formar parte del fenómeno del squadrismo con la creación de los Fasci di Combattimento por Mussolini en marzo de 1919 -en Milán-. Y que irán adquiriendo gran fuerza, sobre todo en el norte de Italia ya que contaban con el apoyo económico de los Agrari -grandes terratenientes- y además gozaban de la complacencia de las fuerzas de seguridad del Estado. 


Así, poco a poco, Mussolini se fue apropiando y redirigiendo los distintos elementos que formarán el fascismo, como por ejemplo el mito de la victoria mutilada que conllevaba asumir el nacionalismo y el imperialismo, la cultura de lo excombatientes que acabó configurando el fenómeno paramilitar fascista, además de toda una retórica caracterizada por un tono radical, revolucionario, joven -el himno del Partido Fascista se titulaba Giovinezza-, que además exaltaba la masculinidad y que hacía del fascismo una salida atractiva frente al sistema liberal con una clara proyección para la conquista del poder y la destrucción del socialismo. Todo ello, en un contexto donde el derrumbe de los antiguos partidos liberales, posibilitó el auge de los partidos de masas, como es el caso del Partito Popolare de Sturzo o el Partito Socialista, pero que ante imposibilidad de acuerdo para acceder al poder, mantuvo a lo viejos lideres liberales hasta la llegada de Mussolini. Siendo otra muestra más del bloqueo que estaba viviendo el sistema liberal y también cómo poco a poco el fascismo se presenta como una alternativa política. De hecho en noviembre de 1921 son incluidos por Giolliti en el bloque anti-socialista y como medida para dar más coherencia al movimiento fascista, Mussolini transforma los Fasci di Combattimento en el Partito Nazionale Fascista, que un año después y con tan solo 32 diputados fascistas subían al poder tras el nombramiento de Benito Mussolini como primer ministro. Ese año por lo tanto se produjo la plasmación de la alianza entre las viejas élites italianas -el rey, el ejército, el clero y los grandes propietarios- con el fascismo y que tuvo su máxima representación en la marcha sobre Roma. 

Luego ya, Mussolini y el fascismo se ocuparon de construir el mito del acceso al poder mediante la fuerza que era una obsesión en Mussolini, pero realmente fue una combinación de la violencia paramilitar y los acuerdos políticos con las viejas élites lo que le dio el poder y la decisión del rey de no actuar, y es que el papel del rey aquí fue fundamental, ya que se sabía que incluso entre los fascistas, ante la posible tesitura de elegir entre el rey o Mussolini, habrían elegido apoyar al rey. Por lo tanto y como se ha señalado muchas veces, el fascismo como movimiento tuvo que reducir su retórica radical para acceder al poder mediante ese acuerdo con las viejas élites italianas, de ahí la distinción entre fascismo como movimiento y fascismo como régimen. 


Y ahora dando un salto a la historia política y los acontecimientos del régimen fascista como por ejemplo la propia marcha sobre Roma, la ley Acerbo, el caso Matteotti, el establecimiento de la dictadura fascista, me gustaría responder a la segunda de las preguntas que planteamos en esta sección, ¿Cómo se derrumbo el régimen fascista de Mussolini? 

Así que a modo de epílogo, me interesa destacar la política exterior llevada a cabo por Mussolini como una de las principales causas de su final. Y es que para Mussolini, la política exterior fue una preocupación fundamental y por ello se centro en controlar el Ministerio de Asuntos Exteriores la mayor parte del tiempo que estuvo en el poder -salvo entre 1937-1943 Galeazzo Ciano, su yerno-. Su experiencia durante la Primera Guerra Mundial al lado del intervencionismo, le había dado el convencimiento de era necesaria una política exterior agresiva para situar a Italia entre las grandes potencias. Mussolini tenía una obsesión por forjar un imperio en torno al Mediterráneo, pero realmente Italia no pudo seguir ese ritmo. Mussolini además creía en el imperialismo como una herramienta para unir a la nación, y una muestra de la utilización que le da a la política exterior para la proyección en la política interna, es el traslado del Ministerio de Asuntos Exteriores del Palazzo della Consulta al Palazzo Chigi, que es un edificio dotado de un gran balcón desde el que dar discursos y que está situado en la Via del Corso, ahora en frente de un ZARA pero que ya en esos momentos era unas de las calles más concurridas de la ciudad. De este modo, si los años 20 estuvieron caracterizados por una continuación parcial de la tradición diplomática liberal, los años 30 estuvieron marcados por el ascenso de Hitler y el nazismo en Alemania y con ello la radicalización de la política exterior a nivel internacional. 


El acercamiento de Mussolini a la política exterior alemana, será sin duda el inicio del fin del régimen fascista en Italia. Pese al incremento en el presupuesto militar, sus ambiciones siempre estuvieron condicionadas por la necesidad de abastecimiento de Italia y la supremacía naval británica en el Mediterráneo. Y mientras que la guerra de Etiopía causó un gran entusiasmo en la sociedad italiana, la participación en la Guerra Civil Española supuso un duro revés a la popularidad del Duce, ya que tuvo unos grandes costes sociales y económicos a cambio de un resultado poco provechoso. De este modo, en Junio de 1940, el Duce declaraba la guerra a los Aliados, ante la resignación de muchos de sus propios colaboradores, el rey y la sociedad italiana. La guerra para Italia fue un fracaso ya que no pudo seguir el ritmo de las grandes potencias. Tres años después, el desembarco aliado en Sicilia, precipitó la descomposición del Partito Nazionale Fascista que en la última convocatoria del Gran Consejo Fascista la noche del 24 de julio de 1943 destituyó a Mussolini.


Fue detenido y el nuevo gobierno nombrado por el rey se apresuró en firmar el armisticio con los aliados. Italia quedó dividida por la ocupación alemana y la guerra externa se convirtió en una auténtica guerra civil. El fascismo italiano, por lo tanto nació y murió de una guerra. Y si bien la historia política de Mussolini estaba acabada, todavía quedaba un capitulo de su vida terrenal, ya que tras ser liberado por los paracaidistas de las Waffen-SS, es puesto como títere de Hitler en la Italia ocupada, lo que se llamó la República de Saló hasta que fue capturado y fusilado por los partisanos antifascistas el 28 de Abril de 1945. El final de Mussolini, la historia de su cuerpo expuesto al pueblo y sometido a toda clase de vejaciones es un caso paradigmático, ya que la imagen del cadáver de Mussolini colgado en Piazzale Loreto de Milán contrastaba con la imagen del Duce de los italianos que había re-fundado el imperio.

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